Las claves de Roubini para entender el presente y futuro económico

En su intervención durante el 25º aniversario de EFPA España, Nouriel Roubini ofreció una visión sorprendentemente optimista sobre la economía global y estadounidense, alejándose de su fama de “Dr. Doom”. Aunque reconoció riesgos como la deuda, la inflación o las tensiones geopolíticas, subrayó que la recesión no es inevitable. Según Roubini, la desaceleración actual es un ajuste temporal y controlado, no un colapso estructural.

El economista destacó el papel decisivo de la innovación tecnológica frente a políticas proteccionistas. Avances como la inteligencia artificial, la computación cuántica o la biotecnología impulsarán la productividad y sostendrán el crecimiento, incluso en entornos de incertidumbre. Esta dinámica refuerza el excepcionalismo económico de Estados Unidos, que mantiene ventajas competitivas gracias a la inversión, la tecnología y políticas fiscales estratégicas.

Roubini rechazó la idea de burbujas financieras comparables a las crisis anteriores: las correcciones en los mercados son ajustes cíclicos, no señales de colapso. Además, la deuda estadounidense, aunque elevada, es manejable si el crecimiento se mantiene en torno al 3-4 %, lo que permitiría estabilizar el ratio deuda/PIB sin recurrir a austeridad extrema. El dólar, por su parte, seguirá siendo la moneda de reserva global, respaldado por la fortaleza económica y la confianza internacional.

El economista también defendió que déficits bien orientados pueden financiar inversión productiva y acelerar el desarrollo en sectores estratégicos. Aunque persisten riesgos, la capacidad de adaptación y la disciplina de los mercados reducen su impacto. Para Roubini, la verdadera fuerza reside en la tecnología: la IA y otras innovaciones no solo transformarán industrias, sino que generarán empleo especializado y crecimiento global más equilibrado.

Su conclusión fue clara: el futuro económico no está condenado al estancamiento. Con políticas inteligentes y apuesta por la innovación, el horizonte es prometedor, siempre que se gestionen los riesgos con prudencia.

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